En el verano:
Bendícenos, oh Eterno, Dios nuestro, en todas las obras de nuestras manos, y bendice nuestro año con rocíos benévolos, de bendición y de donación. Que en su final haya vida, saciedad y paz como en los años buenos para bendición, pues Tú eres un Dios bueno que hace el bien y bendice los años. Bendito eres Tú, Eterno, que bendice los años.